China, Qatar, África...“La tortuosa experiencia internacional de tres grandes
arquitectos”.
En 2008 los teléfonos dejaron de sonar, los proyectos
dejaron de ocupar sus mesas y los concursos se paralizaron. Miles de arquitectos acabaron
en la cola del paro, mientras que otros tantos se vieron obligados
a hacer las maletas y poner rumbo hacia el extranjero en busca
de trabajo más allá de nuestras fronteras.
Un exilio en toda regla cuyos tentáculos han
alcanzado a los más jóvenes de laprofesión, pero también
a los grandes nombres, a los estudios de arquitectura más
importantes de nuestro país que, desde hace aproximadamente un lustro, han
probado fortuna en China, Qatar, Brasil, Argelia o República del Congo.
Destinos exóticos, punteros, emergentes, ¿de ensueño? Nada más lejos de la
realidad. El periplo internacional de losgrandes
arquitectos españoles no ha estado exento de importantes piedras en el
camino y su aventura allende los mares ha resultado mucho más tortuosa de
lo que se jamás se habrían imaginado.
César Ruiz Larrea, Carlos
Lamela e Isicio Ruiz Albusac narran a El
Confidencial su complicada experiencia internacional. "En 2008,
el teléfono, simplemente, dejó de sonar. Entonces teníamos mucho trabajo,
muchos proyectos. En el estudio éramos unas 30 personas pero, de repente,
cuando estalló la crisis, se nos cayó el lápiz al suelo, se pararon los
proyectos y los concursos. El trabajo se paralizó. Tuvimos suerte y no nos vimos
obligados a cerrar, pero tuvimos que salir al extranjero a buscar
trabajo”, relata a este diario el arquitecto César Ruiz Larrea,
autor entre otros de la sede del Instituto Nacional de Estadística (INE)
de Madrid, el cuartel general de Sogecable también en la capital o el
Centro de Energías Renovables en Pamplona.
En Qatar nos fuimos agotando económicamente, decidimos
cerrar el estudio y centrarnos en China
Sus contactos y el destino le llevaron hasta China
donde, reconoce, “se están demandando estudios o propuestas comprometidos con
temas medioambientales debido a la enorme contaminación que se ha apoderado de
sus ciudades. Los arquitectos españoles tienen mucho prestigio
allí así que, aprovechando los contactos que tenía en el país, decidí probar
suerte hace ya cuatro años. Sin embargo, no es nada fácil trabajar en este
país. Es complicado tener un socio y son los arquitectos del
Estado los que ejecutan el proyecto, tú solo lo diseñas".
César Ruiz Larrea también probó fortuna en Qatar.
“Abrimos oficina, teníamos una propuesta, cumplíamos los requisitos legales y
teníamos un socio, con lo que éramos como su protegido ya
que él buscaba los proyectos y nosotros elaborábamos la
parte técnica, pero no cuajó. Tuvimos que dejarlo ya que teníamos que
estar allí físicamente y no podíamos permitírnoslo. Nos fuimos agotando
económicamente y decidimos cerrar y centrarnos en China", relata.
Empujados a salir fuera por necesidad
También el arquitecto Carlos Lamela, a quien debemos
la terminal T4 del aeropuerto de Barajas o la Ciudad Deportiva del Real
Madrid, se ha visto empujado a salir fuera de España por
culpa de la crisis, tal y como hizo su padre hace casi medio siglo.
"En los años 70, con la primera crisis, la del petróleo, mi padre ya se
quedó sin trabajo en España y tuvo que ir alextranjero. Hasta entonces,
los arquitectos españoles no habían tenido la necesidad de
buscar trabajo a nivel internacional. Entonces apenas hablaban inglés y
probaron suerte fundamentalmente en Latinoamérica. Cuando en los 90 hubo de nuevo
bastante trabajo nos despreocupamos de emigrar y no ha sido hasta
hace unos años cuando nos hemos visto de nuevo obligados a probar suerte
fuera".
Su destino más importante
fuera de nuestras fronteras, exceptuando Portugal o México, es Qatar,
donde ya lleva tres años. Reconoce, al igual que César Ruiz
Larrea, que no es nada fácil trabajar allí. “Tienes que ir con toda la
artillería. No puedes ir a medias. Necesitas mucho dinero y
mucha presencia. Yo me paso allí la mitad del año y tengo a cuatro arquitectos con
más de 10 años de experiencia viviendo allí. Es necesario aterrizar
de la mano de buenos socios y tener un importante pulmón económico ya
que, si tienes suerte, puedes acabar recuperando el dinero en cinco años,
aunque también te arriesgas a perderlo todo. Para un estudio de
arquitectura es una auténtica aventura empresarial ya que sabes que,
al menos, te va a suponer 5 años: tres de inversión y dos para recuperar el
dinero". África fue el destino que eligió Isicio Ruiz Albusac,
cuya firma llevan el conservatorio de música y la nueve sede judicial de
Cazorla, así como una veintena de promociones de viviendas en Madrid. Aterrizó
en la República de Benin con su equipo hace más de una década, es
decir, mucho antes de que estallara la crisis. "Nosotros
aterrizamos en el país africano en 2001 cuando las cosas iban muy bien en
Madrid. Cuando llegamos allí fuimos conscientes de la complicada y triste
situación del continente africano, donde hay países que necesitan de todo,
colegios, hospitales... Tienen materias primas y recursos, pero están en manos
de muy pocos, de empresas internacionales que dejan muy poco en esos
países".
Ruiz Albusac reconoce que es
"imposible trabajar de una manera tradicional. Las piezas las hacemos
aquí, en España, o en Europa y montan allí. Además, los Gobiernos allí son
muy dominantes y presidencialistas. Son accesibles pero es muy complejo
trabajar con ellos, es una cultura muy tribal. Además, allí hay muy
pocos arquitectos locales cualificados, con lo que es
necesario traerlos de Europa", comenta este arquitecto,
que señala que el mayor problema para los países africanos es
la financiación. "Están muy endeudados y no se pueden endeudar más
ya que no les deja el Banco Mundial. Esto provoca que, después de meses
trabajando, muchos proyectos no salgan adelante y sólo te paguen",
apunta Ruiz Albusac. "La corrupción es ancestral, forma parte de
su ADN, el Estado es quien lo organiza todo", añade César Larrea.
¿Volver a España?
Ante las dificultades encontradas y ante la inminente
recuperación económica de España, César Ruiz Larrea, por ejemplo, no
descarta regresar al Viejo Continente. "Nuestro socio natural es la vieja
Europa. Para los más jóvenes, las reglas del juego allí son muy parecidas, los
sueldos son dignos y tienen el prestigio y el reconocimiento que no
tienen, por ejemplo, en Latinoamérica, donde los están explotando".
Opinión que comparte al 100% Carlos Lamela.
"Hoy en Europa se valora mucho a los jóvenes arquitectos que,
quizás, tienden a mirar mucho hacia los países emergentes, donde,
sin embargo, van a trabajar en peores condiciones. De hecho, muchos de los que
se han marchado de España yendo a donde había trabajo están volviendo
decepcionados".
"Para los jóvenes, el gran mercado está en países
donde se les necesita. Donde se necesitan arquitectos. ¿Qué podemos enseñarles
nosotros a los arquitectos en México o en Estados Unidos?", señala Ruiz
Albusac.
Los tres coinciden en el panorama tan poco alentador
que se abre ante los miles de arquitectos colegiados en España. "Tenemos
un problema endémico, sobrecapacitación de los arquitectos españoles. Somos
muchos, muy capaces y muy formados, con una enorme capacidad para
adaptarnos a los cambios, a reciclarnos, pero deberíamos ser un
tercio de los que somos. Sobran dos tercios de los arquitectos y
de las escuelas de arquitectura", concluye Carlos Lamela.
Autor
del artículo: Elena Sanz
Autor recopilación: J.C. colegiado COAM nº 16714